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Curso de ángeles con un enfoque metafísico de Alexiis. Lección 4-12. Video Núm. 30. Trabajo conjunto de los ángeles.

Los convoquemos o no, los ángeles están con nosotros en nuestra vida cotidiana, dispuestos, deseosos y encantados de ayudarnos. No importa lo que hagamos: meditar, hacer compras, conducir el auto o bucear a profundidad, ninguna tarea es demasiado pequeña, ningún objetivo demasiado grandioso como para no merecer su afectuosa atención.

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Aquí puedes escuchar esta Lección.

Ahora veremos algunos ejemplos de las maneras en que nuestros compañeros celestiales acompañan y animan las actividades cotidianas, y de cómo puedes solicitar su ayuda para alcanzar tus objetivos.

Algunos libros contemporáneos sobre los ángeles se concentran en las intervenciones milagrosas, incidentes en que se salvaron vidas y se evitaron calamidades. Aunque son apasionantes, indiscutiblemente, esos acontecimientos suelen producirse sólo una vez en la vida, sin embargo los ángeles están muy presentes y disponibles para todos y cada uno de nosotros, todos los días y no sólo en ocasiones especiales.

Por dispuestos que estén a ayudarnos, los ángeles no son hadas de la buena suerte que toquen tu copa con una varita mágica y te otorguen todos tus deseos. Pueden ayudarte a alcanzar lo que desea tu corazón, pero no crear tu destino. Eso sólo pueden hacerlo Dios y tú. Lo que hacen los ángeles es servir a Dios mediante cada uno de nosotros. En realidad, más de uno de nuestros invisibles ayudantes nos han sugerido, en muchas ocasiones, que los humanos somos las manos de los ángeles y la voz de sus mensajes inspirados.

Cuando aprendes a conversar con tus ángeles, entras en una asociación de trabajo con ellos. Un socio es alguien que trabaja contigo, que comparte tu alegría, te arroja la pelota y te respalda en tiempos de vacas flacas. Para desarrollar esa sociedad, basta con acordarte de pedir ayuda a tus ángeles, y con frecuencia se te presentarán cuando realmente los necesites, aunque hayas olvidado llamarlos.

Pide a tus ángeles que te acompañen durante tu vida cotidiana. Pídeles que te aquieten o te guíen las manos cuando hagas algo que requiera habilidad y precisión. pídeles que te conduzcan a alojamientos adecuados si estás en una ciudad que no conoces. Pídeles que aseguren un viaje y un regreso sin peligros y que faciliten los trasbordos cuando viajéis, tú o tus personas queridas. Cuando quieras expandir tus conocimientos, tu capacidad o tus habilidades, no dejes de pedírselo a tus ángeles.

Uno de los beneficios de recurrir a los ángeles es que el acto de pedir elevará tu manera de encarar las cosas. Al refinar tu actitud, al abrirte a la afirmación y a un punto de vista positivo, realizas tus posibilidades de éxito en todo lo que haces o deseas lograr. Al visualizar el mejor resultado posible, atraes las energías positivas para que fluyan hacia ti.

Desde los tiempos más remotos, la gente ha trabajado con las energías positivas para crear lo que deseaban en el plano físico. Como resultado han crecido culturas y civilizaciones. A lo largo de milenios, cierta maneras de operar energéticamente han resultado invariablemente efectivas para el propósito de la manifestación. Reciben distintos nombres de los diferentes sistemas y escuelas de pensamiento; algunos cambian el orden de la ejecución. Pero las leyes o pasos siguen siendo los mismos. En realidad son muy simples y, con ayuda de tu ángel, puedes utilizarlos para alcanzar tus objetivos.

Si bien hay muchas variaciones y agregados al proceso de manifestación, existen sólo cinco principios que se aplican universalmente. Con la asistencia angélica puedes ampliar notablemente el poder de estas leyes, porque la naturaleza angélica contiene un ingrediente vital para la manifestación: una amorosa aceptación. Como los ángeles existen en un plano de pensamiento superior, más próximo al reino de la Fuente Creativa, pueden ayudarte a sembrar tu meta en la dimensión donde el pensamiento es, realmente, creación.

1) El primer paso en la manifestación es la intención. Tomas la decisión consciente de tener lo que deseas. Si no estás segura de desearlo de verdad, dedica unos minutos a imaginarte teniéndolo. Si no puedes visualizar o sentir cómo es, quizás no lo quieras del todo. O tal vez no crees poder tenerlo. A veces dejamos de desear algo cuando pensamos que no podemos tenerlo, aunque no dejemos de quererlo, por supuesto; simplemente, negamos el deseo. Con frecuencia, el miedo a la desilusión debilita la intención. Tenemos miedo de no conseguir lo que deseamos. Este miedo se crea en la sensación de poco valer.

2) El segundo paso para alcanzar tu meta es el compromiso de obtenerla… y estar dispuesto a aceptar todo lo que te traiga. Tienes que estar segura. Nada de melancólicos «tal vez» o «si yo pudiera». Nada de ambivalencias. Este paso requiere que concentres tu intención y experimentes la convicción de que puedes tenerlo. ¿Alguna vez obtuviste algo que deseabas desesperadamente, sólo para descubrir que, después de todo, no lo querías? ¿O no supiste qué hacer con lo obtenido? La culpa está en la falta de compromiso.

3) El tercer paso requiere afirmación: reclamar lo que deseas utilizando una visualización, afirmándolo en voz alta y escribiéndolo o dibujándolo. Puedes hacer cualquiera de estas tres cosas, pero cuantas más hagas, mejor, porque cada una activa tu intención y comienza a establecerla en el reino físico. Para visualizar el logro de tu objetivo experiméntalo tan plenamente como puedas, por medio de tantos sentidos como te sea posible: debes verlo y sentirlo, oírlo, tocarlo y hasta degustarlo, si se puede.

Afirma lo que deseas diciendo en voz alta: «Ángel quiero tener…. «. Recuerda las palabras de la Biblia: «En el principio fue el verbo». El sonido de tu voz crea una onda y el poder de tu intención la claridad de tu visualización, dan esa onda potencia y duración.

Algunas personas hacen un mapa del tesoro de lo que desean, recordando figuras que ilustren su meta y pegándolas en una hoja de papel o cartón.

Cada uno de estos actos reforzará tu convicción interior, iniciando la realización de lo que desea. Estás co-creando con nuestro Creador, con la ayuda de tus bienamados ángeles. Tu parte consiste en concebir todo el cuadro y cómo quieres que sea.

4) El cuarto paso es la gratitud, dar gracias por la manifestación, como si ya se hubiera producido. Existe ya en otra dimensión, que es familiar a nuestros alados colegas. Sé generosa con tu agradecimiento y tus alabanzas a la Fuente de Todo.

5) El quinto paso es el más difícil: el desprendimiento. Tienes que liberar tu meta hacia el Universo, para que este pueda hacerse cargo y entregar lo que has pedido. Cinco breves palabras te ayudarán a recordarlo: «Déjalo y deja a Dios».

 

 

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